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Movilidad reducida: Aprende a identificarla y mejora tu calidad de vida

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La movilidad reducida es un tema que afecta a millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, la mayoría no sabemos lo que esto significa ni como identificarla. Y hasta es probable que alguna vez, al intentar con dificultad realizar una actividad física, te hayas preguntado ¿cómo saber si tengo movilidad reducida

¿Qué significa tener movilidad reducida?

Tener movilidad reducida implica enfrentar limitaciones para desplazarse de manera autónoma debido a causas físicas, sensoriales o incluso cognitivas. Estas limitaciones pueden ser temporales o permanentes y afectan a personas de todas las edades. 

Por ejemplo, una persona que utiliza muletas tras un accidente o alguien con discapacidad motriz permanente son ejemplos de movilidad reducida, aunque los grados y necesidades varían significativamente.

Si alguna vez has sentido dificultad al subir escaleras, caminar largas distancias o mantener el equilibrio en superficies irregulares, podrías estar experimentando algún tipo de movilidad reducida. Reconocer estas señales es el primer paso para buscar soluciones adaptadas a tus necesidades.

¿Cómo saber si tengo movilidad reducida?

¿Cómo saber si tengo movilidad reducida?, aunque no lo creas, esta puede ser una pregunta muy común y recurrente en todo el mundo. Para responderla, considera las siguientes señales:

  1. ¿Te cuesta realizar actividades básicas como caminar, levantarte de una silla o mantener el equilibrio?
  2. ¿Necesitas ayuda técnica para desplazarte? Usar bastones, muletas, andadores o sillas de ruedas puede ser un indicador de que tu movilidad está limitada.
  3. ¿Te cansas excesivamente, al realizar actividades simples? Si tareas cotidianas como subir unas escaleras o caminar varias cuadras te resultan agotadoras, podrías tener movilidad reducida.
  4. ¿Sufres de dolor o rigidez articular? Esto puede limitar tus movimientos y dificultar tu desplazamiento.
  5. ¿Has sido diagnosticado con enfermedades como artrosis, lesiones neurológicas o enfermedades degenerativas? Este tipo de enfermedades, suelen estar asociadas a la movilidad reducida.

Ten en cuenta, que en algunos casos, estas limitaciones no siempre son evidentes y pueden desarrollarse gradualmente. Lo mejor es consultar con un médico o especialista que pueda evaluar tu situación mediante pruebas específicas, como el baremo de movilidad reducida.

Consultar con un médico para saber si tienes movilidad reducida

¿Cómo se evalúa la movilidad reducida?

En España, el baremo de movilidad reducida es una herramienta clave para determinar si una persona cumple con los criterios de movilidad reducida. Esta herramienta evalúa diversos aspectos, como:

  • La capacidad para caminar distancias específicas.
  • La necesidad de ayudas técnicas.
  • El impacto de dolencias o lesiones en el desplazamiento diario.

Es importante destacar que el baremo de movilidad es esencial, no solo para obtener beneficios sociales o fiscales, sino también para identificar las soluciones de accesibilidad que mejor se adapten a cada caso.

Tipos de movilidad reducida

La movilidad reducida no es un concepto único; abarca una amplia variedad de condiciones y necesidades. Veamos a continuación, los diferentes tipos de movilidad reducida, sus causas y cómo afectan a las personas.

Movilidad reducida física

Este es el tipo más comúnmente asociado con las dificultades del movimiento. Afecta principalmente al sistema músculo-esquelético y al sistema nervioso, e incluye una amplia gama de condiciones:

  • Lesiones medulares: las personas con lesiones en la médula espinal pueden experimentar parálisis parcial o total, lo que limita su capacidad para caminar o incluso para mantenerse de pie.
  • Enfermedades degenerativas: condiciones como la artrosis, la esclerosis múltiple o la distrofia muscular pueden afectar gradualmente la movilidad de las extremidades.
  • Accidentes o cirugías: las fracturas, esguinces graves o intervenciones quirúrgicas (como prótesis de cadera o rodilla) suelen provocar movilidad reducida temporal o permanente.
  • Alteraciones congénitas: algunas personas nacen con afecciones como la espina bífida o malformaciones óseas que condicionan su movilidad desde el inicio de sus vidas.

Las soluciones para este tipo de movilidad reducida suelen incluir la rehabilitación física, el uso de órtesis o prótesis, y la instalación de dispositivos como salvaescaleras.

Movilidad reducida sensorial

Aunque no se relaciona directamente con la capacidad física para moverse, las limitaciones sensoriales pueden dificultar significativamente la autonomía. Dentro de este grupo encontramos:

  • Personas con discapacidad visual: la pérdida total o parcial de la visión dificulta el desplazamiento en entornos desconocidos o no adaptados.
  • Personas con discapacidad auditiva: aunque no siempre afecta directamente la movilidad, en ciertos casos, como la pérdida del equilibrio asociada a problemas del oído interno, puede generar dificultades.
  • Problemas de percepción: alteraciones sensoriales que afectan la capacidad para distinguir texturas, inclinaciones o cambios en el terreno.

Estas personas suelen beneficiarse de adaptaciones como guías táctiles, dispositivos de navegación asistida y espacios accesibles con señales sonoras o visuales.

Movilidad reducida cognitiva

Este tipo de movilidad reducida está relacionado con dificultades a nivel neurológico o mental que limitan la capacidad de una persona para desplazarse de forma independiente. Aunque el cuerpo pueda estar en perfecto estado físico, la movilidad se ve condicionada por:

  • Demencias como el Alzheimer: las personas con Alzheimer pueden perder la capacidad de orientarse, lo que dificulta que se desplacen sin ayuda.
  • Trastornos del desarrollo neurológico: condiciones como el autismo o el síndrome de Down pueden implicar desafíos en la coordinación motora o en la planificación de movimientos.
  • Lesiones cerebrales traumáticas: estas lesiones, ya sean por accidentes o enfermedades como un ictus, pueden afectar la coordinación, la fuerza muscular y la capacidad para mantener el equilibrio.

La movilidad reducida cognitiva requiere una combinación de apoyo humano, entornos adaptados y tecnologías de asistencia, como plataformas elevadoras con sistemas de seguridad avanzados.

Movilidad reducida temporal

Muchas personas no consideran que la movilidad reducida puede ser transitoria, pero este es un aspecto importante. Algunos ejemplos comunes incluyen:

  • Lesiones deportivas: esguinces, fracturas o desgarros musculares pueden limitar la capacidad de caminar o moverse durante semanas o meses.
  • Postoperatorios: tras ciertas cirugías, como la colocación de prótesis o intervenciones abdominales, las personas deben evitar ciertos movimientos, lo que implica movilidad reducida temporal.
  • Embarazo avanzado: Aunque no se trata de una enfermedad, muchas mujeres en las últimas etapas del embarazo experimentan dificultad para caminar largas distancias o subir escaleras.

Este tipo de movilidad reducida puede resolverse con el tiempo, pero requiere soluciones adaptativas temporales, como rampas móviles, muletas o incluso el alquiler de salvaescaleras portátiles.

Movilidad reducida causada por el envejecimiento

El proceso natural de envejecimiento también puede llevar a una reducción progresiva de la movilidad. Con la edad, es común observar:

  • Pérdida de masa muscular: también conocida como sarcopenia, puede disminuir la fuerza necesaria para actividades básicas como caminar o levantarse.
  • Problemas articulares: las articulaciones se desgastan con el tiempo, generando dolencias como la artrosis.
  • Equilibrio y coordinación: los reflejos se vuelven más lentos, lo que incrementa el riesgo de caídas.

Para las personas mayores, las soluciones incluyen ejercicios específicos de fortalecimiento, modificaciones en el hogar y la instalación de dispositivos de accesibilidad como salvaescaleras y plataformas elevadoras.

Movilidad reducida debido al envejecimiento

Movilidad reducida combinada

En muchos casos, las personas pueden experimentar una combinación de algunos de los tipos de movilidad reducida anteriores. Por ejemplo, una persona con movilidad física reducida por una lesión medular también podría desarrollar problemas sensoriales o cognitivos debido al impacto emocional y psicológico de su condición.

Este tipo de movilidad reducida requiere un enfoque integral que combine rehabilitación, tecnología de apoyo y adaptaciones en el entorno.

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