Movilidad reducida, es un término que escuchamos con frecuencia, pero ¿sabemos realmente, cuál es su significado? Imagina no poder subir unas escaleras con facilidad, desplazarte largas distancias o realizar actividades comunes y cotidianas, debido a limitaciones físicas o motoras.
Para muchas personas, esta es su realidad cada día. Por eso, conscientes de la importancia de este tema, en este artículo, te explicaremos qué significa vivir con movilidad reducida, qué tipos existen y quiénes son los encargados de evaluar esta condición. Ya que, entender qué es la movilidad reducida, y lo que significa para quienes la padecen, puede ayudarnos a ser más empáticos cada día.
¿Qué se entiende por movilidad reducida?
Se define como movilidad reducida (MR) a las limitaciones o dificultades que enfrenta una persona para desplazarse por sí misma, debido a condiciones físicas, motoras o sensoriales. Estas dificultades o limitaciones, pueden ser ocasionadas por una lesión, enfermedad crónica, discapacidad permanente o temporal, o incluso el envejecimiento natural.
Este término incluye tanto a personas con discapacidad reconocida, como a aquellas que enfrentan limitaciones temporales. Por ejemplo, mujeres embarazadas, personas con obesidad severa o individuos en recuperación de una operación.
Es importante aclarar y destacar que vivir con movilidad reducida no siempre significa depender de una silla de ruedas, ni mucho menos, invalidez absoluta. Existen diferentes tipos y grados de movilidad reducida, que afectan a cada persona de manera única.
Tipos de movilidad reducida
El concepto de movilidad reducida, es amplio. Existen diversos tipos y cada uno con características propias, dependiendo de la causa y la forma en que afecta al individuo. A continuación, te presentamos las categorías principales:
Movilidad reducida temporal
En esta categoría se incluyen, las personas que enfrentan dificultades de desplazamiento de manera temporal. Puede darse, como consecuencia de una operación, una fractura o una situación puntual. Por ejemplo, por una pierna enyesada o en el caso de una mujer en avanzado estado de embarazo, que podría requerir apoyo adicional.
Movilidad reducida permanente
La movilidad reducida permanente se refiere a limitaciones que no tienen cura o mejora significativa a largo plazo. Estas pueden derivarse de discapacidades físicas, enfermedades degenerativas como la esclerosis múltiple o secuelas de accidentes graves. Las personas en esta categoría suelen depender de ayudas técnicas como sillas de ruedas, andadores o bastones.
Movilidad reducida asociada al envejecimiento
Con el paso de los años, el cuerpo experimenta cambios naturales que pueden limitar la capacidad de movimiento. La pérdida de fuerza y/o masa muscular, el desgaste de las articulaciones o los problemas de equilibrio son comunes en adultos mayores. Estas condiciones los incluyen, dentro del grupo de personas con movilidad reducida.
Movilidad reducida por condiciones médicas específicas
Algunas enfermedades, como la artritis reumatoide, el Parkinson o la distrofia muscular, afectan directamente la capacidad de una persona para moverse. Este tipo de movilidad reducida requiere un enfoque especializado, tanto en diagnóstico como en soluciones adaptadas a las necesidades del individuo.
¿Quién y cómo valora la movilidad reducida de un individuo?
La valoración de la condición de movilidad reducida es un paso necesario, para determinar el grado de limitación de una persona y las medidas necesarias que deben tomarse, para mejorar su calidad de vida. Este análisis debe ser realizado por profesionales médicos y técnicos especializados.
Profesionales involucrados en la valoración de la movilidad reducida
- Médicos especialistas: neurólogos, traumatólogos o geriatras son los encargados de evaluar las condiciones médicas que afectan la movilidad.
- Fisioterapeutas: analizan las capacidades motoras y proponen ejercicios o terapias que puedan mejorar la movilidad.
- Trabajadores sociales: evalúan el impacto de la movilidad reducida en la vida diaria de la persona y su entorno.
- Ingenieros en accesibilidad: identifican las barreras físicas en el hogar o espacios públicos y recomiendan soluciones como rampas, salvaescaleras o plataformas elevadoras.
Métodos de evaluación
- Pruebas físicas: incluyen la medición de fuerza muscular, rango de movimiento articular y capacidad para caminar o subir escaleras.
- Entrevistas y cuestionarios: permiten conocer cómo la movilidad reducida afecta las actividades diarias del individuo, como ir al trabajo o realizar tareas domésticas.
- Análisis del entorno: se evalúan las barreras arquitectónicas o ambientales que dificultan la movilidad, como escalones, falta de rampas o pasillos estrechos.
Certificación y ayudas
En muchos países, como España, las personas con movilidad reducida pueden solicitar certificados oficiales que les permiten acceder a beneficios y ayudas técnicas, como subvenciones para instalaciones de accesibilidad y/o plazas de aparcamiento adaptadas o .
Impacto de la movilidad reducida en la vida diaria de quienes la padecen
Vivir con movilidad reducida implica enfrentar retos constantes que, la mayoría de las veces, pasan desapercibidos para quienes no los experimentan. Actividades cotidianas como tomar un autobús, ir de compras o incluso moverse dentro de casa pueden convertirse en un desafío significativo. Esto no solo afecta la independencia de las personas, sino también su bienestar emocional, ya que la sensación de dependencia puede generar frustración o aislamiento.
Las soluciones de accesibilidad no son un lujo, sino una necesidad. Implementar ayudas como rampas, salvaescaleras, plataformas elevadoras o ascensores adaptados no solo facilita el día a día. También tiene un impacto directo en la autoestima y la calidad de vida de las personas. Cada pequeña mejora en el entorno puede representar un paso gigante hacia una vida más inclusiva y autónoma.
¿Cómo mejorar la movilidad reducida?
Hoy en día, existen múltiples opciones para facilitar la vida de las personas con movilidad reducida. Entre las más destacadas se encuentran las salvaescaleras y las plataformas elevadoras. Estos dispositivos han sido diseñados para facilitar la movilidad de las personas, en hogares y espacios públicos.
- Salvaescaleras: ideales para edificios y viviendas con escaleras, permiten a las personas subir y bajar con seguridad y comodidad. Están disponibles en diferentes diseños, desde modelos para tramos rectos, hasta modelos para escaleras curvas, que se adaptan a cualquier estructura.
- Plataformas elevadoras: perfectas para sillas de ruedas, ya que estas plataformas facilitan el acceso entre niveles sin necesidad de realizar esfuerzos físicos. Son especialmente útiles en edificios o espacios comerciales.
Ambas soluciones no solo mejoran la accesibilidad, sino que también proporcionan mayor independencia a las personas, permitiéndoles moverse con mayor libertad y seguridad.
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