La diversidad funcional auditiva abarca desde una pérdida parcial hasta la ausencia total de la capacidad auditiva. Esta condición puede presentarse en uno o ambos oídos y puede ser congénita o adquirida a lo largo de la vida.
Las personas con diversidad funcional auditiva pueden enfrentar desafíos en la comunicación verbal y en la percepción de sonidos ambientales. Esto influye de forma determinante en su participación en diversas actividades cotidianas, así como en su calidad de vida.
Diversidad funcional auditiva
La diversidad funcional auditiva se refiere a las variaciones (reducción, perdida o anormalidad) en la capacidad de percibir sonidos, lo que puede afectar los procesos cognitivos, la comunicación, el aprendizaje y la interacción social de quienes la experimentan.
Esta condición puede ser congénita, es decir, desde el nacimiento, o adquirida debido a factores como infecciones, lesiones o exposición a ruidos fuertes.
La diversidad funcional auditiva puede manifestarse de distintas maneras dependiendo de la parte del sistema auditivo afectada y del grado de pérdida de audición. Cada tipo presenta características particulares que influyen en la forma en que las personas perciben el sonido y en las soluciones que pueden necesitar para mejorar su calidad de vida.

Diversidad funcional auditiva según la parte del sistema auditivo afectada
La diversidad funcional auditiva puede clasificarse según la parte del sistema auditivo afectada, ya que cada región del oído desempeña un papel fundamental en la percepción del sonido. Esta clasificación permite identificar mejor la naturaleza de la pérdida auditiva y las posibles soluciones.
Hipoacusia conductiva
Este tipo de pérdida auditiva ocurre cuando el sonido no se transmite adecuadamente desde el oído externo o medio al oído interno. Esto puede deberse a una obstrucción física, daños en las estructuras auditivas o infecciones. Es común en casos como:
- Otitis media crónica: inflamación persistente del oído medio que genera acumulación de líquido y limita la transmisión del sonido.
- Malformaciones congénitas: condiciones como la microtia o la atresia auditiva, donde las estructuras del oído externo no se desarrollan completamente.
- Perforación del tímpano: una lesión en la membrana timpánica que interfiere con la captación y transmisión de ondas sonoras.
En la mayoría de los casos, la hipoacusia conductiva puede tratarse mediante procedimientos médicos o quirúrgicos, lo que la hace uno de los tipos de pérdida auditiva más manejables.
Cuando la intervención médica no es suficiente o viable, se recomienda, el uso de dispositivos (audífonos), que amplifiquen el sonido, facilitando su transmisión al oído interno.
Hipoacusia neurosensorial (HNS)
También conocida como pérdida auditiva sensorioneural, se produce cuando el daño afecta al oído interno (la cóclea) o al nervio auditivo que conecta con el cerebro. Es el tipo más común de pérdida auditiva permanente y puede deberse a:
- Exposición prolongada a ruidos fuertes: causa común en trabajadores de entornos industriales o personas que escuchan música a altos volúmenes.
- Presbiacusia: pérdida progresiva de la audición relacionada con la edad, que suele afectar a frecuencias altas y dificulta comprender conversaciones.
- Infecciones virales: como la meningitis o el sarampión, que pueden dañar la cóclea o el nervio auditivo.
Este tipo de hipoacusia no tiene cura, pero puede manejarse con:
- Audífonos digitales: que mejoran la audición amplificando y procesando sonidos de manera personalizada. Son útiles en pérdidas auditivas de leves a severas.
- Implantes cocleares: que son dispositivos electrónicos que estimulan directamente el nervio auditivo, recomendados para personas con pérdida auditiva profunda que no obtienen beneficios de los audífonos.
- Terapia auditiva: programas de rehabilitación que ayudan a maximizar el uso de la audición residual y a desarrollar habilidades de comunicación.

Hipoacusia mixta
La Hipoacusia mixta es una combinación de la hipoacusia conductiva y la neurosensorial. Lo que implica la existencia de problemas tanto en la percepción, como en la transmisión del sonido. Un ejemplo práctico de este caso, sería un individuo con una infección crónica del oído medio que también desarrolla daño en la cóclea debido a la exposición al ruido.
El tratamiento de este tipo de hipoacusia suele requerir una combinación de tratamientos médicos o quirúrgicos para el componente conductivo. Y dispositivos de asistencia auditiva, como audífonos o implantes, para el componente neurosensorial. En cualquier caso, una evaluación audiológica completa es esencial para determinar el plan de tratamiento más adecuado.
Diversidad funcional auditiva según el grado de pérdida auditiva
La diversidad funcional auditiva, también llamada Hipoacusia, puede presentarse de manera parcial o total, afectando uno o ambos oídos. El grado de pérdida auditiva también influye en la clasificación y manejo de la diversidad funcional auditiva. Según su grado, se clasifica en diferentes niveles, medidos en decibelios:
Hipoacusia leve: entre 20 y 40 decibelios
La pérdida auditiva leve implica dificultades para escuchar sonidos suaves o comprender el habla en entornos ruidosos. Puede pasar desapercibida durante años, ya que las personas tienden a adaptarse. Sin embargo, con el tiempo, puede afectar la socialización y el rendimiento laboral.
Hipoacusia moderada: entre 40 y 70 decibelios
En este caso, la persona experimenta problemas significativos para entender conversaciones normales sin apoyo. Puede necesitar dispositivos como audífonos para mejorar su capacidad auditiva.
Hipoacusia severa: entre 70 y 90 decibelios
La pérdida auditiva severa implica que solo se perciben sonidos muy fuertes, como gritos o sirenas cercanas. Las personas en esta categoría a menudo dependen de herramientas como implantes cocleares o el lenguaje de señas para comunicarse.
Hipoacusia profunda: más de 90 decibelios
En la pérdida auditiva profunda, las personas no pueden percibir la mayoría de los sonidos, incluyendo el habla a volumen alto. Su comunicación generalmente depende de la lengua de señas, lectura labial o tecnologías avanzadas como implantes cocleares.
Anacusia o cofosis: pérdida completa de la audición
En este caso, el daño e irreversible, la perdida de la audición es total. En este punto las personas dependen del lenguaje de señas, lectura labial o la escritura para comunicarse.
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