¿Cuándo usar el término discapacidad o diversidad funcional, quién decide? Esta interrogante ha generado numerosos debates en los últimos años. Mientras que discapacidad ha sido utilizado históricamente para referirse a limitaciones físicas, mentales o sensoriales, diversidad funcional surge como una alternativa más inclusiva y respetuosa. Pero… ¿Quién decide cuál es el término correcto para describir estas condiciones?
¿Qué es la diversidad funcional?
El término diversidad funcional hace referencia a una manera inclusiva y respetuosa de describir las distintas capacidades de las personas, enfocándose en sus habilidades en lugar de sus limitaciones. Este concepto busca cambiar la percepción social, dejando atrás los prejuicios asociados con la discapacidad y promoviendo una mirada más positiva y centrada en las habilidades.
Fue introducido en 2005 por el Foro de Vida Independiente en España para reemplazar términos como discapacidad, que históricamente han tenido connotaciones negativas. La diversidad funcional promueve un enfoque social, subrayando que las barreras son impuestas por un entorno no inclusivo y no por las propias personas, destacando la importancia de crear un diseño universal accesible para todos.
La diversidad funcional no busca negar las barreras que enfrentan las personas, sino evidenciar que estas barreras son impuestas principalmente por un entorno no inclusivo. Bajo esta perspectiva, el enfoque pasa de ser clínico a ser social, subrayando la importancia de un diseño universal y accesible para todos.

Tipos de diversidad funcional
Existen diferentes tipos de diversidad funcional, cada uno con características únicas que requieren diferentes enfoques y apoyos:
Diversidad funcional física o motriz
Se refiere a las dificultades para moverse o realizar actividades físicas debido a condiciones como parálisis cerebral, amputaciones, esclerosis múltiple o lesiones medulares. Las herramientas como sillas de ruedas o exoesqueletos han sido clave para mejorar la movilidad y la calidad de vida de estas personas.
Diversidad funcional sensorial
Incluye condiciones que afectan los sentidos, como la vista o el oído. Ejemplos comunes son la ceguera, la baja visión, la sordera y la hipoacusia. En estos casos, las tecnologías de apoyo, como lectores de pantalla o audífonos, juegan un papel fundamental.
Diversidad funcional cognitiva
Esta categoría abarca dificultades relacionadas con el aprendizaje, la memoria o la toma de decisiones. Ejemplos de esta diversidad incluyen el autismo, el síndrome de Down y los trastornos del desarrollo intelectual.
Diversidad funcional psicosocial
Asociada con problemas de salud mental como la ansiedad, la depresión, o el trastorno bipolar. Estas condiciones afectan la forma en que las personas interactúan con su entorno y requieren un enfoque integral que combine apoyo emocional y acceso a recursos adecuados.
Diferencia entre discapacidad y diversidad funcional
La principal diferencia entre discapacidad y diversidad funcional radica en el enfoque:
- Discapacidad: Este término tiene una connotación clínica y se utiliza para describir limitaciones en el funcionamiento físico, mental o sensorial. En el pasado, también se asoció con el concepto de minusvalía que enfatizaba una percepción negativa y reduccionista.
- Diversidad funcional: Por el contrario, este término pone el foco en las capacidades y en la importancia de adaptar el entorno para eliminar barreras. Representa un cambio de paradigma hacia un modelo más inclusivo y respetuoso, dejando atrás términos como deficiencia, discapacidad y minusvalía.
Diferencias entre deficiencia, discapacidad y minusvalía
Concepto | Definición | Enfoque | Ejemplo |
---|---|---|---|
Deficiencia | Alteración en una función corporal o estructura anatómica. | Clínico: Describe el problema físico, sensorial o mental. | La pérdida de una parte del cuerpo debido a un accidente. |
Discapacidad | Limitaciones que surgen de una deficiencia y que afectan la capacidad para realizar actividades diarias. | Funcional: Se centra en la interacción entre la persona y las tareas que no puede realizar. | Dificultad para caminar largas distancias debido a la falta de una pierna. |
Minusvalía | Desventajas sociales experimentadas por una persona debido a su discapacidad. | Social: Relacionada con las barreras impuestas por la sociedad o el entorno. | Ser excluido de actividades laborales porque el lugar de trabajo no tiene accesos adecuados. |
Esta tabla resume cómo cada término aborda un aspecto diferente de las barreras o limitaciones que enfrentan las personas y destaca la importancia de un enfoque más inclusivo. El uso del término diversidad funcional busca dejar atrás las connotaciones negativas de los términos anteriores y fomentar una mayor igualdad de oportunidades.
¿Quién decide si tienes discapacidad o diversidad funcional?
Determinar si una persona tiene una discapacidad o diversidad funcional depende de varios factores, incluyendo criterios médicos, legales y sociales. Veamos, a continuación, algunos de los aspectos clave que influyen en esta decisión:
Evaluación médica
En la mayoría de los países, los profesionales de la salud son los encargados de evaluar y diagnosticar condiciones que podrían clasificarse como discapacidad. Estas evaluaciones incluyen pruebas físicas, psicológicas y sensoriales para determinar el grado de limitación funcional.
Legislación y derechos
Las leyes locales y nacionales también juegan un papel crucial. Por ejemplo, en España, la Ley General de Derechos de las Personas con Discapacidad establece los criterios para el reconocimiento oficial de una discapacidad. Este reconocimiento permite acceder a beneficios y recursos, pero también puede generar debates sobre la necesidad de adoptar un enfoque más inclusivo basado en la diversidad funcional.
Perspectiva social
Al final, muchas personas prefieren identificarse con el concepto de diversidad funcional porque consideran que refleja mejor su realidad. Este término les permite definir su identidad desde una perspectiva positiva, centrada en sus habilidades en lugar de sus limitaciones.

El papel de la sociedad en la inclusión
La decisión de usar discapacidad o diversidad funcional o quién lo decide, no es solo semántica, sino una cuestión de identidad y perspectiva. Ambas opciones tienen su lugar y su relevancia, pero es fundamental que las personas tengan la libertad de elegir el término con el que se sientan más cómodas. Lo importante es seguir avanzando hacia una sociedad donde todos tengan las mismas oportunidades y se respeten las diferencias individuales.
Más allá de los términos que se utilicen, la verdadera transformación radica en el papel que desempeña la sociedad para garantizar la inclusión. Adaptar los espacios públicos, promover la accesibilidad universal y fomentar la empatía son pasos esenciales para construir un entorno en el que todas las personas puedan participar plenamente.
En última instancia, la diversidad funcional o la discapacidad no deben ser definidas por las limitaciones individuales, sino por las posibilidades que ofrece una sociedad comprometida con la igualdad y el respeto.
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